QUINTA TEMPORADA
PRIMER CAPÍTULO
Fermín Tangüis
“Aquí tienen una clase de algodón buena, resiste el decaimiento y produce más”
Hola. Te saluda Luis Enrique Cam
Fermín Tangüis Uncal nació el 29 de marzo de 1851 en San Juan de Puerto Rico que por aquel entonces era territorio de ultramar de España. Sus padres fueron don Enrique Tangüis, francés de nacimiento, y doña Justa Uncal de nacionalidad puertorriqueña.
Sus primeros estudios los hizo en la capital de Puerto Rico. Luego se trasladó a la Habana, Cuba, para iniciar sus estudios universitarios pero la llamada guerra de los Diez años entre las fuerzas coloniales españolas y las independentistas cubanas frustró sus deseos.
Buscando un futuro mejor llegó en 1873 al Callao a la edad de 22 años.
En Lima, ingresó a trabajar como contador en la prestigiosa Casa Mercantil Bianchi. Por sus buenas cualidades profesionales recibió otras ofertas laborales.
Pflucker: - Querido Fermín, el futuro del Perú está en la minería. Necesitamos a jóvenes como tú. Estoy buscando un contador de confianza para la mina que poseo en Huancavelica ¿te animas a aceptar?
Tangüis: - Gracias señor Pflucker por su consideración.
Pflucker: - Las condiciones de trabajo no son como las de Lima, pero la paga es mucho mejor. Podrías hacer pronto un buen capital...
Tangüis: - El dinero para contarlo y las llaves para guardarlo, señor Pflucker, es el lema del hombre previsor.
Pflucker: - Totalmente de acuerdo muchacho. Entonces ¿cuento contigo Fermín?
Tangüis: - Cuente conmigo señor Pflucker.
Así, Fermín Tangüis inició sus labores en la mina Santa Inés en la provincia de Castrovirreyna, conocida por su agreste clima y bajas temperaturas como la Siberia del centro. Trabajador tenaz y dedicado Fermín Tangüis hizo del Perú su nueva patria.
A los pocos años de pacífica labor en la mina de Santa Inés la guerra con Chile interrumpió su vida cotidiana. El ejército de ocupación, ávido de saqueos y cupos de guerra se dirigió a las minas de Huancavelica. Fermín Tangüis tuvo una valerosa actuación con el país que lo acogió.
Luis: - Las tropas chilenas no tardarán en llegar a Santa Inés, Fermín. Ya entraron en Huancavelica con unos cuatro mil hombres.
Tangüis: - Luis, evitaremos, “por la razón o por la fuerza”, el robo de las barras de plata.
Luis: - ¿Cómo lo lograremos?
Tangüis: - Las llevaré en Mulas hasta Matucana. Haré valer mi salvo conducto de extranjero para sortear los controles chilenos.
Luis: - Fermín, es muy arriesgado, el camino, los bandoleros y las heladas. Cruzar la cordillera te podría tomar más de 15 días…
Tagüis: - Entonces Luis, deséame suerte.
Luego de 17 días de extenuante viaje por los Andes, Tangüis logró llegar a la estación ferroviaria de Matucana para despachar el cargamento a un convoy que lo esperaba. La plata pudo ser utilizada en la defensa del Perú.
Terminada la guerra, en julio de 1884, Fermín Tangüis se casó en la iglesia de Castrovirreyna con la cajamarquina Isabel Novoa con quien formó una familia de siete hijos.
En busca de un mejor ambiente y una vida más apacible para la nueva familia viajó al cálido pueblo de Pisco en la costa de Ica. Aquí se estableció en una casa ubicada en la misma plaza de armas. Con sus ahorros, fruto del trabajo de sus años huancavelicanos, adquirió la hacienda Urrutia ubicada en el valle del Cóndor.
Luis: - Fermín, estas tierras son muy fértiles para el algodón y para algunos árboles frutales.
Tangüis: - Nos dedicaremos al algodón. La industria algodonera se encuentra en pleno crecimiento.
Luis: - Correcto, el agua está asegurada por la acequia Cóndor.
Tangüis: - Pero no para las 260 hectáreas del terreno estimado Luis. Aunque con un buen manejo del agua podremos llegar a cultivar hasta 140 hectáreas.
- Igual será la hacienda más productiva del valle, Fermín. Te lo aseguro.
Pero las pujantes haciendas algodoneras del país, especialmente las del sur, sufrieron el ataque de una terrible enfermedad llamada decaimiento producido por el hongo Cotton wilt.
Luis: - Fermín, las plantas están tristes, los tallos frágiles y sus raíces se han vuelto quebradizas… no podrá haber cosecha este año…
Fermín: - Me temo que ni el próximo Luis. Este hongo también ha infectado la tierra…
Luis: - He visitado las otras haciendas y todas están diezmadas…
Fermín: - No creo que lleguemos ni al 20% de la cosecha del año pasado…
Luis: - Es una catástrofe Fermín, ¿qué podremos hacer?
Fermín Tangüis pensó que el remedio al ataque del hongo tenía que venir de los mismos campos afectados. Con su caballo recorrió las haciendas del valle buscando las pocas plantas que habían resistido a los estragos de la enfermedad. Recogió las bellotas de las plantas y sembró en un campo experimental más de 40 clases distintas de algodón esperando comprobar cuál era la resistencia de cada una.
Tangüis: - Mira Luis, he recogido distintas clases de algodón, de la variedad Egipto, Mitafifi y otras. Pero mira esta…
Luis: - Déjame ver. ¡Por el Señor de Luren! Está lozana, limpia de toda enfermedad. Tiene una fibra larga muy blanca, de gran colchón y ¡el brote es brilloso!
Tangüis: - Es un nuevo algodón especial, por alguna razón la plaga no lo afecta. He comprobado que tiene un gran porcentaje de fibra, mucho mayor que las otras.
Luis: - Amigo mío, has hecho un gran descubrimiento. Será la salvación del valle, que digo del valle, del país entero. Más de diez años sufriendo por este maldito hongo. Yo lo llamaré algodón Tangüis.
Tangüis: - No Luis, con algodón especial está bien.
Hacia 1911, después de 10 años de experimentar e investigar se logró confirmar que Fermín Tangüis había logrado obtener una variedad de algodón que no solo era resistente a la plaga del Cotton wilt sino que superaba a las otras variedades en producción y en calidad de fibra.
Luis: - Fermín, las fábricas hilanderas prefieren el algodón Tangüis para su manufactura porque los hilos no se rompen fácilmente.
Tangüis: - Eso se debe a que su fibra es más larga y gruesa.
Luis: - La industria se está recuperando gracias a tu aporte. Tus semillas necesitan menos agua por lo que pueden ser plantadas en sitios que antes se pensaban imposibles para el algodón.
Agricultor: - Señor Tangüis, somos los representantes de los agricultores de algodón del valle. Queremos comprar para nuestros campos las semillas que usted ha desarrollado.
Tangüis: - No pretendo cobrar nada por la nueva variedad Señores, tengan ustedes, “aquí tienen una clase de algodón buena, resiste el decaimiento y produce más” dispongan de ella como deseen.
Agricultor: - Cuanta generosidad señor Tangüis, muchas gracias.
El algodón Tangüis o también conocido como el “oro blanco” del Perú, se extendió por todos los valles de la costa peruana contribuyendo al auge de la industria algodonera en la primera mitad del siglo XX. En 1916, Tangüis exportó su primer cargamento de algodón a Inglaterra recibiendo comentarios muy positivos de la industria textil por su bajo costo y alto rendimiento. En los años sucesivos el algodón Tangüis adquirió un lugar preponderante en las exportaciones peruanas y en la generación de divisas para el erario nacional.
Fermín Tangüis continuó con su trabajo desde su fundo Urrutia en el valle de Pisco. Por su gran aporte al Perú el presidente Augusto B. Leguía lo condecoró con la Medalla de la Orden del Sol.
Fermín Tangüis falleció el 24 de agosto de 1932 a la edad de 79 años. Sus restos fueron enterrados en el cementerio presbítero maestro. Actualmente una gran estatua ubicada en el Parque de la Reserva perenniza la memoria del empresario, científico y agricultor don Fermín Tangüis Uncal.
Guion y dirección
Luis Enrique Cam
Interpretaciones
Oswaldo Álvarez
Cristóbal Paz
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
1) SOTELO HUERTA, A. (2014) Los sabios del Perú. Editorial San Marcos, Lima.
2) TAURO DEL PINO, A. (2001) Enciclopedia Ilustrada del Perú. Editorial Peisa, Lima.