SEGUNDA TEMPORADA


SEGUNDO CAPÍTULO


María Parado de Bellido, el 1 de mayo de 1822.
“Virgen del Rosario dame tu bendición y mira por tus hijos que quedan huérfanos”

Hola. Te saluda Luis Enrique Cam

La independencia del Perú no se hubiese logrado sin la decisiva participación de muchas mujeres, de distintas edades y procedencia, que se unieron a la causa patriota. Algunas, auxiliaron con dinero para solventar los gastos de la guerra. Muchas, acompañaron a sus esposos e hijos en las fatigosas marchas hacia los campos de batalla. Otras, transmitieron en la intimidad del hogar, la luminosa idea de una patria libre. Los conventos tampoco fueron ajenos a los sentimientos emancipadores. Varias religiosas colaboraron como enlaces entre los patriotas.

De estas valientes mujeres surgieron verdaderas heroínas de la independencia entre la que destaca, sin duda, María Andrea Parado de Bellido.

Hija: - A veces me pregunto porque nos esforzamos tanto en lavar la ropa si cuando apenas te la pones ya está sucia de nuevo.

María Parado (MP): - La ropa es reflejo del alma hija mía. Ser pobres no significa ser sucios.

Nacida en Huamanga, María Parado contrajo matrimonio cuando tenía 15 años con Mariano Bellido, trabajador en la sección de correos, con el que formó una familia de siete hijos. Tanto Mariano, como sus hijos varones, colaboraron desde 1820 con las guerrillas patriotas encargadas de desgastar, con la táctica de escaramuzas, al ejército realista en la sierra central.

Hija: Me preocupa mi padre. Hace tres días que fue a Cangallo y no regresa aún.

MP: Iba a reunirse con tus hermanos en Paras. Es muy importante que el general Álvarez sepa de los movimientos de las tropas realistas en Huamanga.

Hija: Me preocupan los delatores.

MP: Cuando vayas a la plaza debes mostrar todo menos preocupación. Tu rostro podría delatarnos. Sabes que algunos vecinos prefieren a los godos como sus señores.

Hija: ¡Oh! ¿Quién viene allí?

MP: - Es el Ramón.

Ramón: - ¡Madre! ¡Mataron al Tomás!

Hija: ¡Dios mío!

MP: ¿Estás seguro?

Ramón: Las tropas del general Carratalá lo tomaron prisionero en Cangallo cuando llevaba un mensaje al general Arenales. No delató a nadie y lo fusilaron. Colgaron el cadáver en la plaza dos días. Los frailes lo han enterrado en el cementerio del monasterio.

MP: ¿Y mis otros hijos? ¿Lo sabe mi esposo?

Ramón: Están ahora con las guerrillas de Cayetano Quiroz. Lograron cruzar con tus otros hijos el río Huatatas que estaba crecidísimo.

MP: Honraremos la memoria de Tomás luchando hasta el final. Vamos a la casa.

MP: Ramón, tú sabes escribir. Aquí tienes tinta y papel. Escribe lo que te voy a dictar.

Ramón: Sí madre. Dígame.

MP: Idolatrado Mariano: con el pecho desgarrado por la muerte de nuestro hijo Tomás siento un terrible dolor en el alma, pero no me dejaré amedrentar por los villanos. Escuché a un artillero de las tropas de Canterac que con el inicio de la Semana Santa partirían a Quilquimachay.

Actúa en consecuencia.

Tu amada esposa.

María.

Ramón: Deme su bendición madre.

MP: La Virgen del Rosario te cubra con su sagrado manto Ramón.

Gracias a la información del enlace, las tropas independentistas pudieron evacuar a tiempo.

Cuando el ejército español llegó a Quilquimachay el 29 de marzo de 1822 encontró la plaza vacía.

Oficial: - Mi general. Aquí no hay ningún insurgente.

General: - Maldición. Algún soplón les advirtió.

Sin embargo, unos sacerdotes leales al virrey encontraron un bolso con la misiva de María.

Sacerdote: - General Carratalá. Limpiando el templo del pueblo encontré esto. Al parecer contiene cartas de los insurgentes.

Carratalá: - Gracias padre. Un fugitivo descuidado. Nos haremos cargo. ¡Brigadier investigue esta correspondencia!

Brigadier: Comprendido mi General.

General: - Gracias Padre. Actuaremos como siempre según la ley.

Sacerdote: - Dios los bendiga.

A la mañana siguiente, las tropas españolas rodearon la vivienda de la aguerrida ayacuchana.

Soldado: - Abran la puerta. En nombre de su señoría el virrey La Serna.

Hija: - Dios mío es el fin.

MP: - Abre la puerta hija.

Soldado: - ¿Quién es María Parado?

MP: - Soy yo.

Hija: ¡No madre!

Soldado: - Tenemos órdenes de llevarla con nosotros.

MP: Iré, pero no toquen a nadie más.

Soldado: No nos vas a dar órdenes. Muévete anciana.

Llevada a prisión, María Parado de Bellido afrontó el interrogatorio con una fortaleza que admiró a sus propios captores.

Soldado: - Habla india que reconoceremos tu ayuda.

Soldado: - ¿Quiénes más apoyan a los insurgentes en Huamanga? ¡Habla o quemaremos tu casa!

Soldado: - Mi general, necia como una cabra. No dice nada.

General: - Entonces es ella quien se condena a morir. ¡Que les sirva de escarmiento!

Firme en su decisión, María Parado de Bellido fue paseada por los alrededores de la plaza de armas de Huamanga.

Voceador: - ¡Pueblo de Huamanga! ¡Así mueren los traidores!

Gente: - ¡Muere traidora! ¡Qué te salve San Martín! ¡Jajaja!

Conducida a la pampa del Arco, siguiendo la calle de Santo Domingo, al pasar por la plazoleta que está frente al templo, María Parado se arrodilló y exclamó con fuerte voz:

MP: - “Virgen del Rosario dame tu bendición y mira por tus hijos que quedan huérfanos, sin más amparo que tu misericordia”

Después de recibir los auxilios espirituales…

Sacerdote. – Ego te absolvo in nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sanctus. Amen.

Volvió a negarse a delatar a ningún patriota.

Soldado: - ¡Habla mujer! Es tu última oportunidad.

Mujeres: ¡No la maten por el amor de Dios!

Soldado: ¡Preparen! ¡Apunten! ¡Fuego!

Los verdugos le dieron dos tiros de fúsil. Suficientes para hacer volar su alma hacia la inmortalidad. Era el 1 de mayo de 1822. Los restos de la mártir fueron sepultados en el cementerio de la iglesia de la Merced.

María Parado de Bellido, como otras mujeres, escribió con su sangre el compromiso femenino en la gesta emancipadora del Perú.

Soy Luis Enrique Cam y esto fue Dicho en el Perú. Escucha nuevos episodios en nuestra página www.dichoenelperu.pe o síguenos en nuestros canales en Spotify o Youtube.

“Virgen del Rosario dame tu bendición y mira por tus hijos que quedan huérfanos”

Fuente:

Mendoza Policarpo, Roberto. “Aporte de la mujer peruana en la independencia”. Documenta de Historia Militar. Revista del Instituto de Estudios Históricos del Ejército. Año 9 N°9 2020

Tauro del Pino, Alberto. Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tomo 3. Peisa, 2001.

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