SEXTA TEMPORADA


PRIMER CAPÍTULO


Blanca Varela
“Si los peruanos sintiéramos que todos somos peruanos seríamos un país más digno.”

Hola. Te saluda Luis Enrique Cam

Blanca Varela es una de las mayores poetas de Hispanoamérica con una obra traducida al inglés, francés, alemán, ruso, italiano y portugués. Ejerció el periodismo e hizo traducciones y crítica de cine.

Nacida en Lima el 10 de agosto de 1926, fue hija de Alberto Varela y de Esmeralda González, escritora y compositora de valses criollos más conocida en el mundo artístico como Serafina Quinteras.

De una familia literaria, desde muy pequeña Blanca Varela leía los libros que le prestaba su padre. Así, de una forma muy natural, conoció a autores españoles de la famosa generación del 98 como Unamuno, Baroja y del Valle Inclán.

A los 16 años ingresó a estudiar Educación y Letras en la Universidad Mayor de San Marcos.

BLANCA: - La poesía no se elige, es un destino. Se viene al mundo con esa formación o deformación: la necesidad de la poesía… Yo comencé a escribir desde muy pequeña. Provengo de una familia en que todos, mal o bien, han escrito siempre. Pero comencé a hacer algo que realmente podía llamarse poesía alrededor de los dieciséis años, cuando entré a la universidad…

En la decana de América entraría en contacto con otros jóvenes interesados en las artes y las letras con quienes conformará luego la denominada generación del 50. Algunos fueron sus maestros en el oficio de escribir…

BLANCA: - Para mí fue muy importante conocer a Sebastián Salazar Bondy. En la universidad donde coincidimos, un día me dijo “Usted escribe poesía”. Le repliqué evasiva de cómo lo sabía, y la cosa quedó ahí. Pero otro día le mostré versos míos y entonces me dijo “Usted tiene una gran influencia de Juana de Ibarbourou”. Me prestó libros, y a través de él, pude conocer a Sologuren, a Westphalen, a Eielson y a Szyszlo -con quien luego me casé- era un grupo de gente muy joven, todos bordeaban los veinte años. Gracias a Salazar Bondy también pude conocer a José María Arguedas, quien también influyó mucho en mí. Él había nacido y se había criado en la sierra. Perdió a la madre de niño y la madrastra, que lo trataba muy mal, se lo dio a los indios. José María era una persona que me vinculó mucho con el Perú…

En 1949, el mismo día de su boda, partió a París con Fernando de Szyszlo. En la Ciudad Luz frecuentó a artistas e intelectuales como Jean Paul Sartre, Simone de Beauviour, André Breton y el mexicano futuro premio nobel Octavio Paz quienes la introdujeron en el existencialismo y el surrealismo.

BLANCA: - Cuando llegué, Europa salía de una experiencia terrible, como había sido la guerra. Llegué entonces a una posguerra que – como toda posguerra- estaba plagada de una serie de fenómenos muy especiales. El arte, por ejemplo, recrudece de una forma fantástica. Después de un estado así, de caos, de crisis, la gente busca de qué aferrarse. Y el arte es una manera de sobrevivir, es una tabla de salvación para muchos. Eso y, por otro lado, lo que fue para mí más importante durante esa época en Europa, conociendo a esta gente importante, personas mayores, fundadoras de una serie de cosas, fue encontrar mi identidad latinoamericana. Para mí fue esa la experiencia más importante que tuve en Europa.

Buscando su propia identidad, escribe en Francia su primer poema: “Puerto Supe”

Está mi infancia en esta costa,

Bajo el cielo tan alto,

Cielo como ninguno, cielo, sombra veloz,

Nubes de espanto, oscuro torbellino de alas,

Azules casas en el horizonte.

Junto a la gran morada sin ventanas,

Junto a las vacas ciegas,

Junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.

¡Oh, mar de todos los días,

Mar montaña,

boca lluviosa de la costa fría!

BLANCA: - Yo le entregué los textos a Octavio Paz pero a él no le gustaba el título del libro.

OCTAVIO: - ¿Puerto Supe? No me gusta ese título

BLANCA: - ¡Pero ese puerto existe!

OCTAVIO: - Eso sí me gusta. Ahí tienes el título de tu poemario: “Ese puerto existe”

BLANCA: - Y así quedó el título de mi primer libro. Para mí PUERTO SUPE es un poema llave. Llave no en tanto bueno o malo, eso no me interesa. Pero sí fue un poema… Qué curioso. Llegar a París y en lugar de comenzar a deslumbrarme con los grandes boulevares, la Torre Eifel, en fin, todas las cosas esas, lo primero que se me ocurrió pensar fue en el Perú, terriblemente. Era una presencia, pero muy angustiosa, y que me daba mucha fortaleza.

Alejada del Perú durante la dictadura de Odría y después de una larga temporada en París, Blanca Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y trabajos periodísticos.

PERIODISTA: - Blanca ¿Qué le permite la poesía?

BLANCA: - Me permite tener acceso a una serie de estratos, digamos, más allá de la realidad de alguna manera, y al mismo tiempo me permite recrear ciertas cosas, para no tener ese contacto tan duro y tan directo, a veces, con el mundo, con la realidad.

PERIODISTA: - Y esos estratos, ¿cuáles son?

BLANCA: - Tal vez el de alguna abstracción, un deseo de hacer una cierta fantasía sobre las cosas. No lo sé. Generalmente trato de no hablar sobre la poesía. Yo creo que eso es un asunto de críticos, más que de poetas. Los poetas tratamos de hacer poesía. Los críticos la comentan.

PERIODISTA: - ¿Es posible el aprendizaje de la poesía?

BLANCA: - A mi juicio, el aprendizaje de la poesía no es posible. Se puede aprender a escribir poesía, que es una cosa bien distinta. La poesía es algo natural, un don humano, una manera de ver el mundo. Es una interpretación permanente de las cosas de la vida. Pero el oficio se puede ir conduciendo, mejorando…

PERIODISTA: - ¿Cuándo comenzó a escribir en serio, digamos profesionalmente?

BLANCA: - Nunca me he sentido una poeta profesional. La poesía es algo que he llevado con mucha discreción, como mi otro yo. Pero creo que debo aceptar que con los años he hecho algunas cosas, que me han publicado algunos libros pequeños y que tengo muchos amigos.

Le rehuía a las apariciones públicas y a las entrevistas porque decía que desconfiaba de la palabra hablada. Su poesía era un equilibrio entre la pasión y la razón. Entre el sueño y la imaginación. Como el poema “Conversación con Simone Weil”…

—los niños, el océano, la vida silvestre, Bach.
—el hombre es un extraño animal.

En la mayor parte del mundo
la mitad de los niños se van a la cama
hambrientos.

¿Renuncia el ángel a sus plumas, al iris,
a la gravedad y la gracia?

¿Se acabo para nosotros la esperanza de
ser mejores ahora?

La vida es de otros.
Ilusiones y yerros
La palabra fatigada.
Ya ni te atreves a comerte un durazno.

Para algo cerré la puerta,
di la espalda
y entre la rabia y el sueño olvide
muchas cosas.

La mitad de los niños se van a la cama
hambrientos.

—los niños, el océano, la vida silvestre Bach.
—el hombre es un extraño animal.

Los sabios en quien depositamos nuestra
confianza
nos traicionan.

—los niños se van a la cama hambrientos
—los viejos se van a la muerte hambrientos.

El verbo no alimenta. Las cifras no sacian.

Me acuerdo ¿Me acuerdo?
Me acuerdo mal, reconozco a tientas. Me equivoco.
Viene una niña de lejos. Doy la espalda.
Me olvido de la razón y el tiempo.

Y todo debe ser mentira
porque no estoy en el sitio de mi alma.
No me quejo de la buena manera.
La poesía me harta.
Cierro la puerta
Orino tristemente sobre el mezquino fuego
de la gracia.

—los niños se van a la cama hambrientos.
—los viejos se van a la muerte hambrientos.

El verbo no alimenta.
Las cifras no sacian.

—el hombre es un extraño animal.

PERIODISTA: - Blanca, ¿tiene preguntas sin respuestas?

BLANCA: - Cuando empecé a escribir poesía de niña, de muy joven en realidad, comencé a fabular, a inventarme respuestas. Claro, las respuestas eran un poco aterradoras, a veces, pero ahí estaban, eran respuestas.

PERIODISTA: - ¿Qué clase de respuestas tan aterradoras, por ejemplo?

BLANCA: - Poco a poco uno va descubriendo ciertas cosas con la experiencia, por ejemplo, de miseria, de dolor, de hambre, de amor, ciertas pasiones, ciertas cosas, y un poco es observar eso. Mucha gente dice que soy dura, que hago una poesía seca, hiriente. Yo creo que sí, pero en el sentido de que la trabajo, de que no soy sentimental. Pero, en el fondo, yo creo que lo que me preocupa es el ser humano.

PERIODISTA: - ¿Y a partir de qué escribe? ¿A partir de imágenes, de sentimientos muy fuertes, de frustraciones, de amores, de qué? ¿De sueños?

BLANCA: - Un poco de todo eso que usted dice. Yo creo que de las experiencias de todos los días. Un rostro, un animal, un acontecimiento callejero, a veces una película, una escena de una película, unas líneas que leo en el periódico, una de esas noticias un poco estremecedoras, o divertidas también. De ahí nacen las cosas.

PERIODISTA: - ¿crees que existe la felicidad?

De a poco. A veces, a veces. Hay momentos que son felices. Yo he tenido momentos muy felices. Para mí, por ejemplo, la maternidad. Cuando mis hijos eran pequeños y los oía gorjeando en el otro cuarto, yo me despertaba y decía “¡No puedo ser tan feliz, esto no es posible, no puedo ser tan feliz!” Sentía una especie de gran plenitud. Plenitud que a veces me ha dado el afecto de un hombre ¿no? En una relación amorosa. O también esos momentos que encuentras en un museo viendo una buena pintura, escuchando música, o también a veces tomando un buen vaso de vino.

En 1996 su hijo, Lorenzo de Szyszlo, falleció en un accidente aéreo en Arequipa. El dolor de la tragedia marcó profundamente la vida y la obra poética de Blanca Varela.


Si me escucharas

Tú muerto y yo muerta de ti

Si me escucharas



Hálito de la rueda

Cencerro de la tempestad

Burbujeo de cieno.



Viva insepulta de ti

Con tu oído postrero

Si me escucharas.


En su trayectoria literaria Blanca Varela publicó: “Ese puerto existe” con el prólogo de Octavio Paz en 1959, “Luz de día” en 1963, “Valses y otras falsas confesiones” en 1972, “Canto Villano” en 1978, “Ejercicios materiales” y “El libro de barro” ambos en 1993 y “Concierto animal” en 1999.

PERIODISTA: - Blanca, ¿Cómo definirías lo peruano?

BLANCA: - Lo peruano es algo muy triste. Somos un país que no está integrado, donde jamás nos aceptamos los unos a los otros. Tenemos diferencias raciales, culturales, sociales. Hasta ahora no es precisamente lo peruano aquello que nos define. Pero superar eso conlleva el trabajo de toda una vida. Si los peruanos sintiéramos que todos somos peruanos seríamos un país más digno.

Reconocida internacionalmente con los premios de Poesía y Ensayo Octavio Paz en México en 2002, el premio Federico García Lorca en 2006 y el principal premio a la poesía hispanoamericana el Reina Sofía de España en 2007, Blanca Varela falleció en Lima el 12 de marzo de 2009.

Soy Luis Enrique Cam y esto fue Dicho en el Perú. Escucha otros episodios en www.DichoenelPerú.pe o síguenos en nuestros canales de Spotify y Youtube.

“Si los peruanos sintiéramos que todos somos peruanos seríamos un país más digno.”


FIN


GUION Y DIRECCIÓN:

Luis Enrique Cam

CARACTERIZACIONES:

Magali Luque

Cristóbal Paz

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Valverde, J. (ed) Entrevistas a Blanca Varela. Editorial Asociación Isegoria, Lima.

Varela, B. Poesía reunida 1949-2000. Casa de Cuervos, Lima.

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